domingo, 29 de enero de 2012

Noticia en la web de la UNIVERSIA sobre nuestra visita a Marruecos.

http://noticias.universia.es/movilidad-academica/noticia/2011/12/16/898495/estudiantes-upo-conocen-primera-mano-proyectos-cooperacion-desarrollo-marruecos.html


Estudiantes de la UPO conocen de primera mano proyectos de cooperación al desarrollo en Marruecos

16/12/2011
Estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Pablo de Olavide han
concluido un viaje de sensibilización social e intercambio de experiencias con integrantes de varios programas de cooperación al desarrollo del norte de Marruecos. Esta comitiva, compuesta por alumnos de Sociología, Educación Social y Trabajo Social junto a tres profesores, ha conocido de primera mano durante tres días cómo funcionan varios proyectos de la asociación CODENAF de ayuda a la infancia y a las mujeres del entorno rural. Una experiencia que ha sido posible gracias a un proyecto del Plan Propio de Cooperación Internacional al Desarrollo de la UPO, al Vicerrectorado de Estudiantes y a las
aportaciones personales de cada uno de los participantes.




Universidad Pablo de Olavide de Sevilla
Universidad Pablo de Olavide de Sevilla
Los alumnos de la Universidad Pablo de Olavide han visitado cuatro proyectos de la asociación CODENAF de ayuda a la infancia y a las mujeres del entorno rural en el norte del país magrebí
La primera parada de este viaje recayó en Tetuán. En esta ciudad, los estudiantes visitaron el centro de niños huérfanos que CODENAF mantiene apoyando el trabajo de la Asociación Amal Al Atfal. En él, pudieron conocer de primera mano cómo viven y cómo se gestionan las situaciones de orfandad en Marruecos con la ayuda española. Para ello contaron con la experiencia de los responsables del centro, quienes dialogaron con los visitantes sobre las situaciones difíciles con las que se tienen que trabajar y la necesidad de la ayuda que se canaliza a través de diferentes instancias.

La expedición también visitó una acción de desarrollo cooperativo en Zinat, zona rural de Marruecos, donde se ha establecido una cooperativa de mujeres para recolectar, procesar, empaquetar y vender plantas medicinales y aromáticas. Los estudiantes conocieron de cerca la problemática de la mujer rural marroquí, estudiando además las alternativas que la ayuda española permite ofrecer para facilitar que las integrantes de la cooperativa tengan una actividad laboral que trascienda los límites de sus hogares y les permita explorar horizontes nuevos.

Una tercera parada consistió en la visita al centro de apoyo a la escolarización de niñas del entorno rural de Tatoft. Este centro es una casa-albergue de niñas que, para seguir estudios reglados, pasan la semana en Tatoff debido a la lejanía de sus domicilios familiares o a que tienen que transitar por entornos inseguros para poder ir a la escuela. Los estudiantes se familiarizaron con las condiciones de vida de las niñas, su esfuerzo de superación, las aulas en las que se desarrolla la enseñanza, intercambiaron experiencias, hicieron actividades juntos y se emplazaron mutuamente para el futuro.

El trayecto concluyó con una visita a un centro de participación de niños y adolescentes en el barrio de Birchifa (Tánger), donde se trabaja en talleres diversos tanto de psicomotricidad como de relación con el entorno a través del teatro y otras actividades lúdicas y educativas. Para este viaje, la UPO ha contado con la ayuda de Jesús Latorre, responsable de CODENAF, quién facilitó el acceso a estos cuatro proyectos y promovió que los estudiantes pudieran intercambiar experiencias, conocer mejor los efectos de la cooperación al desarrollo y estar expuestos a una realidad desconocida para ellos/as hasta el momento.

Como resultado de la experiencia, los alumnos/as se han organizado para dar seguimiento a esta actividad, especialmente la relativa a las escolares de Tatoft y el centro de participación social de Tánger. Si fructifica su iniciativa, originada a partir de la actividad de sensibilización organizada, se establecerán acciones puntuales de cooperación voluntaria en las que los alumnos ofrecerán, en su tiempo libre durante las vacaciones, talleres diversos basados en actividades lúdicas y educativas.

Noticia en la web de la CODENAF sobre nuestra visita a Marruecos.

http://www.codenaf.net/portal/index.php/joomla-overview/224-codenaf-guia-la-visita-de-un-grupo-de-alumnos-de-la-upo-a-sus-proyectos-de-cooperacion-en-el-norte-de-marruecos.html


CODENAF guía la visita de un grupo de alumnos de la UPO a sus proyectos de cooperación en el norte de Marruecos

En estos días un grupo de alumnos de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla han visitado el norte de Marruecos con el objeto de conocer cuatro proyectos de cooperación que actualmente CODENAF lleva a cabo.

Estudiantes de Trabajo Social, Sociología y Educación Social han podido conocer de mano del equipo de cooperación de la entidad, cómo se gestionan las situaciones de orfandad en Marruecos a través de la visita al centro de niños huérfanos que CODENAF mantiene en Tetuán apoyando el trabajo de la Asociación Amal Al Atfal.

También han visitado la cooperativa de mujeres en Zinat, donde se recolectan, procesan y venden plantas medicinales y aromáticas. Una cooperativa que se ha creado gracias al proyecto diseñado por CODENAF en colaboración con el CMED. A través de esta visita los alumnos han podido entender la problemática de la mujer rural en Marruecos para acceder a una actividad laboral que trascienda a la labor en sus hogares.


Otro de los proyectos visitados ha sido el del Centro de apoyo a la escolarización de niñas del entorno rural de Tatoft, gestionado por la contraparte local RADEV, en el que un grupo de alumnas pueden seguir los estudios reglados. Aquí, los alumnos pudieron familiarizarse con las condiciones de vida de estas niñas, siendo testigos de sus esfuerzos de superación.


Por último, el grupo acudió al centro de la Asociación AREJ de niños y adolescentes en el barrio de Birchifa, en Tánger, donde se trabaja en talleres diversos de psicomotricidad y de relación con el entorno a través del teatro y otras actividades lúdicas y educativas.

Noticia en la web de la UPO sobre nuestra visita a Marruecos.

http://www.upo.es/diario/2011/1214_1.htm


Estudiantes de la UPO conocen de primera mano proyectos de cooperación al desarrollo en Marruecos
Los alumnos de la Universidad Pablo de Olavide han visitado cuatro proyectos de la asociación CODENAF de ayuda a la infancia y a las mujeres del entorno rural en el norte del país magrebí
DUPO - 14/12/11


Estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Pablo de Olavide han concluido un viaje de sensibilización social e intercambio de experiencias con integrantes de varios programas de cooperación al desarrollo del norte de Marruecos. Esta comitiva, compuesta por alumnos de Sociología, Educación Social y Trabajo Social junto a tres profesores, ha conocido de primera mano durante tres días cómo funcionan varios proyectos de la asociación CODENAF de ayuda a la infancia y a las mujeres del entorno rural. Una experiencia que ha sido posible gracias a un proyecto del Plan Propio de Cooperación Internacional al Desarrollo de la UPO, al Vicerrectorado de Estudiantes y a las aportaciones personales de cada uno de los participantes.


La primera parada de este viaje recayó en Tetuán. En esta ciudad, los estudiantes visitaron el centro de niños huérfanos que CODENAF mantiene apoyando el trabajo de la Asociación Amal Al Atfal. En él, pudieron conocer de primera mano cómo viven y cómo se gestionan las situaciones de orfandad en Marruecos con la ayuda española. Para ello contaron con la experiencia de los responsables del centro, quienes dialogaron con los visitantes sobre las situaciones difíciles con las que se tienen que trabajar y la necesidad de la ayuda que se canaliza a través de diferentes instancias.


La expedición también visitó una acción de desarrollo cooperativo en Zinat, zona rural de Marruecos, donde se ha establecido una cooperativa de mujeres para recolectar, procesar, empaquetar y vender plantas medicinales y aromáticas. Los estudiantes conocieron de cerca la problemática de la mujer rural marroquí, estudiando además las alternativas que la ayuda española permite ofrecer para facilitar que las integrantes de la cooperativa tengan una actividad laboral que trascienda los límites de sus hogares y les permita explorar horizontes nuevos.


Una tercera parada consistió en la visita al centro de apoyo a la escolarización de niñas del entorno rural de Tatoft. Este centro es una casa-albergue de niñas que, para seguir estudios reglados, pasan la semana en Tatoff debido a la lejanía de sus domicilios familiares o a que tienen que transitar por entornos inseguros para poder ir a la escuela. Los estudiantes se familiarizaron con las condiciones de vida de las niñas, su esfuerzo de superación, las aulas en las que se desarrolla la enseñanza, intercambiaron experiencias, hicieron actividades juntos y se emplazaron mutuamente para el futuro.


El trayecto concluyó con una visita a un centro de participación de niños y adolescentes en el barrio de Birchifa (Tánger), donde se trabaja en talleres diversos tanto de psicomotricidad como de relación con el entorno a través del teatro y otras actividades lúdicas y educativas. Para este viaje, la UPO ha contado con la ayuda de Jesús Latorre, responsable de CODENAF, quién facilitó el acceso a estos cuatro proyectos y promovió que los estudiantes pudieran intercambiar experiencias, conocer mejor los efectos de la cooperación al desarrollo y estar expuestos a una realidad desconocida para ellos/as hasta el momento.


Como resultado de la experiencia, los alumnos/as se han organizado para dar seguimiento a esta actividad, especialmente la relativa a las escolares de Tatoft y el centro de participación social de Tánger. Si fructifica su iniciativa, originada a partir de la actividad de sensibilización organizada, se establecerán acciones puntuales de cooperación voluntaria en las que los alumnos ofrecerán, en su tiempo libre durante las vacaciones, talleres diversos basados en actividades lúdicas y educativas.

sábado, 28 de enero de 2012

Mi experiencia en Marruecos


MARRUECOS, UN PRINCIPIO CON EL FIN DE APORTAR. Por Clara Pascual Hernández
27 alumnos/as de la UPO de la Facultad de Ciencias Sociales tuvimos la suerte de ser aceptados en un proyecto de sensibilización para conocer distintos proyectos sociales que se están llevando a cabo en el norte de Marruecos con ayuda de una asociación española CODENAF que cofinancia dichos proyectos. La pena fue que muchos/as compañeros/as se quedaron en tierra por no haber cupo suficiente. A ellos y a Uds. dedico este escrito.
Tres profesores de la UPO, fueron los artífices de este proyecto que, a pesar de ser de mayor envergadura en su origen, pues incluía un curso de formación entre otras cosas, el límite de financiación hizo que se redujera a un viaje de 4 días de sensibilización, de visitar proyectos, de introducirnos en una realidad diferente a la nuestra, y de aprender a no dar las cosas por sentado, porque las culturas son diferentes pero tienen su porqué.
Los estudiantes que acudimos a esta experiencia somos de diversos grados y diversos cursos: Educación Social, Trabajo Social, Sociología, conjuntas… En nuestras cartas de motivación teníamos que exponer nuestros motivos para desear ir y nuestras aportaciones, y os aseguro, siendo como somos, tuvieron que ser muy variopintas. Yo sólo conozco las mías  y la de alguna compañera que me la enseñó. Me alegró saber que en algunas cosas coincidíamos, pero nuestros puntos de vista son diferentes, y eso hace que este programa de visita de proyectos sociales para la concienciación sea más enriquecedor.
Por lo pronto tuvimos una charla pre-viaje, con Jesús Latorre (Chus), el cooperante de CODENAF que iba a venir con nosotros a Marruecos.
Él nos resolvió dudas (creadas también por prejuicios, algunas de ellas) y nos quitó temores. Una de las cosas que me llamó la atención es que ellos no trabajan “in situ” sino que necesitan contrapartes, asociaciones locales, que se encarguen de llevar a cabo las acciones, aunque ellos estén como fuente de financiación y controlen que los proyectos se lleven a cabo. Estas asociaciones contrapartes son especialistas para cada uno de los proyectos. Codenaf consigue financiación por diversas vías (públicas y/o privadas).
De cada proyecto nos dijo particularidades que prefiero aportar cuando hable de cada uno de ellos pero llamaban mucho la atención, sobre todo, desde una mente occidental y de clase media como la mía, que tengo lo necesario para vivir… y a veces, hasta un poco más.
Nuestra mirada etnocéntrica, nuestra crítica a un país a una cultura, cuando la comparamos desde la propia, llega a ser inevitable; pero este viaje de concienciación, os lo aseguro, que hace cambiar tu mente, o al menos hace que empiece a cambiar de una manera estrepitosa, y te hace concentrarte más en lo relevante, no con una actitud condescendiente ni simplemente asistencialista, sino con el deseo de compartir, porque cada una de las personas que encuentras, adviertes que te da lecciones de vida y no le ha hecho falta ir a la universidad.
Asimismo, Chus (Jesús Latorre), nos habló de cosas prácticas y de temas como la seguridad, y que nos encontraríamos a muchos niños que pedirían o te venderían algo por la calle, y que te harían mucha presión jugando con el sentimiento de culpabilidad,  y tal fue una de las cosas que tuve que aprender más rápido: ¡A decir que NO!
Otra de las cosas que me llamó la atención es que la riqueza lingüística era muy amplia. Muchos sabían español (se han tenido que buscar la vida) y los idiomas “oficiales” son el árabe y el francés. Pero hay lugares que hablan en marroquí, un dialecto que se habla más en las zonas rurales, y que limitan mucho la comunicación con el resto (así lo vi yo in situ).
Después se le dio la palabra, en otro momento de la charla, a Manuel Terol, Catedrático de Derecho Constitucional de la UPO y le acompañaba un profesor de origen marroquí Tarik Atmane (colaborador del profesor antes citado, y que es profesor de derecho Internacional en la Universidad de Huelva).
Ellos nos hicieron un acercamiento político-cultural de Marruecos. Hablaron sin tapujos de varias cosas sobre la sociedad marroquí conservadora, la extremada vinculación con la religión musulmana omnipresente,  y la continua lectura del Corán; el velo como un accesorio que sirve para cubrir los cabellos pero que la juventud la utiliza como alarde de coquetería más que un signo religioso; la comida: la carne es legal excepto el cerdo; o la costumbre del beso, ya que no es habitual que el hombre bese a la mujer, sino que los hombre se besen entre ellos.
Aparte también nos hablaron de la política y su historia, para comprender mejor el país al que vamos a visitar. Este profesor colaboró en la Constitución Marroquí, lo que le hace gran conocedor de la política de éste.
La voz de Tarik Atmane fue también la experiencia como autóctono marroquí, y si se cumplían los tópicos o no. Y le cosimos a preguntas.
Bueno, pero después de esta charla daba comienzo a los preparativos de nuestro viaje: pagar nuestra parte (porque fue co-financiado), preparar las maletas y aparecer el día 8 de diciembre a las 3.45am en la puerta de Santa Justa donde nos esperaba una autobús fletado para que nos llevase a Algeciras.
Nos pasan lista… porque ahora no es tiempo de presentaciones, estamos cansados y dormidos, y cuando estamos todos nos vamos hacia Algeciras para coger el Ferry camino a Tánger.
El cansancio hizo que muchos aprovecharan para dormir, otros para desayunar (que estábamos desfallecidos), y también para jugar a las cartas y empezar a conocernos entre nosotros, porque, al ser de distintos cursos, no nos conocíamos todos/as.
El cansancio era grande, pero he de reconocer que la emoción y las ganas de conocer eran mucho más. Este programa en el que estábamos incluidos era una gran oportunidad que íbamos a aprovechar al mil por cien.
No voy a profundizar en este momento en cada paso que dimos, cada paisaje que disfrutamos, cada ciudad que descubrimos. Estábamos inmersos en un halo de buena experiencia y pudimos respirar el ambiente, los olores (y a veces hedores), ver los bellos paisajes (mezclados con vertederos) además del contraste de barrios paupérrimos (como el último que visitamos) con los caserones y jardines de los ricos de las afueras de Tánger. Gastronomía excelente (aunque hay que reconocer que no había mucha higiene en los puestos de la calle) y el ambiente rústico que hacía olvidarte que, a pesar de estar en una gran ciudad, su cultura se aleja de cosmopolitismo occidental.
Me impactó de una manera especial la gente. Me quitó de sopetón mis prejuicios, sobre todo hacia la mujer marroquí. Reconozco que los tenía, porque se tiende a generalizar cuando algo negativo te pasa, pero me di cuenta de lo equivocada que estaba y de todo lo que tenía que aprender de esta gente. Lo del velo es un tema que prefiero no tocar en este momento, porque, además de conflictivo, tiene diversas visiones y múltiples puntos de vista, y creo que prefiero guardarme mi opinión, aunque he de dejar claro, que cuando una mujer es OBLIGADA a llevar velo de cualquier tipo, no debe permitirse, pero si ella quiere, pues no soy nadie para decir nada.
Después de este lapsus mental, paso a describir mi punto de vista de los proyectos que visitamos:
 Al llegar a Tánger, nos trasladaron a la zona rural cercana a Tetuán llamada Zinat para visitar el primer proyecto: “Desarrollo y valorización de plantas aromáticas y medicinales en la Comunidad Rural de Zinat. Mujeres rurales emprendedoras y desarrollo sostenible”. En este proyecto se ha creado una cooperativa rural de 75 mujeres. Con ellas se ha puesto en marcha un programa integrado de formación y valorización de las plantas aromáticas y medicinales como recurso para el desarrollo local sostenible. Esto ha supuesto que la población mejore sus condiciones de vida en su conjunto, así como la explotación de los recursos forestales.
He reconocer que algunas cosas impactaron sobre manera en este proyecto. Además de mujeres emprendedoras que se buscan la vida fuera de casa, y que aportan economía a su hogar, me llamó mucho la atención el hecho de que, en este proceso de formación para mujeres, estén involucrados los hombres, en cierta manera, ya que van interiorizando la necesidad de que se hagan cargo de las tareas del hogar, al menos  parcialmente, porque las mujeres de la zona se encargan de todo y no tenían formación ninguna más que la de la vida. Con este proyecto se matan, como quien dice, dos pájaros de un tiro, porque el hombre apoya a la mujer en las tareas cotidianas del hogar, así como que la mujer tiene tiempo para sí misma y para su formación. Aún así, las mujeres trabajan muchísimo, y son unas verdaderas heroínas para llevar todo adelante.
Cuando llegamos, nos enseñaron la sede en Zinat, donde tenían un invernadero y una zona donde se etiquetaban las plantas y sus frutos, para que las mujeres pudieran reconocer cada una de ellas.
Las mujeres van por la zona (por todo lo que la vista nos alcanzaba) a buscar estas plantas medicinales y aromáticas. Tenían permiso del gobierno para coger una cierta cantidad para que se minimizara el impacto ambiental y así hacerlo de una manera sostenible, para darle tiempo a que vuelva a regenerarse la flora del lugar.
Fue muy interesante cuando nos enseñaron algo esencial como es el proceso que las plantas recogidas seguían para su transformación. Les llenamos de preguntas pero vi la importancia de que este negocio proliferara por sí solo, sin la mediación de multinacionales que compran esta materia prima a precios irrisorios, sino una venta más directa, que por el momento es más local, que hace que sea por un precio más justo.
Dentro de su sede había una mesa y unos cubículos llenos de bolsas con distintas plantas. El conjunto de aromas mezclados era embriagador, pero en mi caso, que soy bastante sensible para los olores, sentí un mareo bastante grande y tuve que salirme de la habitación, lo que hizo que me perdiera un poco de la explicación. Por eso, después llené de preguntas a Chus.
Nos fuimos a Tetuán para visitar un segundo proyecto. Visitamos al “Piso de acogida Dari”. El proyecto, tal cual nos lo ponen, consiste en el equipamiento y mantenimiento de la casa de acogida de niños huérfanos de la asociación Amal al Atfal (la esperanza de los niños/as) que lleva acogiendo  a estos niños desde hace 10 años. Actualmente tienen niños de 7 a 11 años que no han podido asignar en acogida y precisan de un espacio para seguir su tutela.
Hay muchas cosas que me llamaron la atención de este proyecto. Cuando hablamos con la responsable fueron impactante muchas de las cosas que nos contaron. Entre ellas fue que los padres tenían derecho a abandonar a sus hijos en los hospitales, de una manera “legal”, a través de un proceso burocrático en el que ponen sus hijos a cargo del gobierno. De esta manera los niños llegan a los centros de acogida.
Los niños/as pueden ser acogidos en familias, existiendo la “acogida permanente” pero nunca en adopción. Un requisito imprescindible para estos padres que acogen de una manera u otra a estos niños es que sean musulmanes. Ese hándicap hace que menos niños sean acogidos por familias, y según nos contaba  la presidenta de la asociación, las niñas son más fáciles de ser acogidas que los niños. Y las/os niñas/os que tienen alguna discapacidad no tienen ninguna posibilidad.
Nos encontramos en el centro con varios niños que jugaban y merendaban en una sala que estaba cerrada. No pudimos tener contacto con los niños con excepción de una chica que tenía autismo y estaba hablando, cantando y paseando por los pasillos. Yo tuve la oportunidad de comunicarme con algún gesto que aprendí cuando trabajé para un gabinete psico-pedagógico especializado en niños con Síndrome de Espectro Autista entre otros, y el momento de contacto fue bonito aunque corto.
Una pena fue cuando, al haberse hecho de noche tan temprano, mi compañero Jack que iba preparado con su inflador de globos y decenas de globos especiales de globoflexia, no los llevaba en ese momento pensando que por la hora no íbamos a visitar este proyecto por la noche, así que… los niños se quedaron sin disfrutar de este espectáculo, aunque fue uno de los motivos que empezó a incentivarnos para volver y hacer actividades con ellos para un próximo viaje.
El un centro pequeño, con literas y cunas, pero con pocos recursos. Yo me quedé impactada también porque había dos niños con parálisis cerebral. El que tenía más movilidad, curiosamente tenía mayor retraso cognitivo. Una de las cosas que más les hace falta es la formación para las monitoras que trabajan con ellos, porque no tienen recursos para trabajar con niños de estas discapacidades.
Entramos en dos grupos, y yo entré en el primero. Cuando salimos, tuve la oportunidad de charlar con el autóctono de Tetuán que nos acompañó como guía, ayudando a nuestro guía oficial de todo el viaje, Jamal. Este señor se llamaba Mohamed, y fue muy curiosa la conversación que tuve con él, porque fue muy amplia no sólo en la prolongación en el tiempo, sino en la diversidad de temas culturales que tocamos.
Decía, entre otras cosas, que Marruecos estaba mejor, más seguro, cuando vivía el Rey Franco, porque había más mano dura. Durante el Protectorado español, pensaba que Marruecos estaba más controlado y protegido. Reconozco mi falta de conocimientos en este caso sobre esta parte de la historia sobre la que los intereses políticos arrojan tantas sombras.
También me contaba su historia. Mohamed, a la muerte de su padre siendo él muy joven, tuvo que dejar los estudios para trabajar, pero encontró un trabajo para conseguir dinero “más fácil” que era el contrabando de mercancías. Estuvo su adolescencia haciendo de contrabandista y “correo” hasta que decidió abandonar su hogar para meterse en la milicia. Se fue a la guerra del Sahara hasta que desertó porque vio que no quería seguir allí, por conciencia. Al volver fue encarcelado por deserción. Al salir, siendo joven aún, se casó con una chica de una familia muy pobre, y fueron viviendo como podían, haciendo estos trabajos (por ejemplo acompañar a turistas o guías turísticos, para ganarse un dinero). Él se siente una persona íntegra sin suerte en la vida y que ha intentado valorar lo que tiene. Su trabajo actual es poco permanente, por lo que su mujer trabaja limpiado casas también. Dice que su familia es tradicional, pero que ante la modernidad los hijos han sucumbido, aunque no ha permitido que su hija lo hiciera, y sigue esperando para permitirle la boda con alguien que él considere adecuado, a pesar de que la chica es fotógrafa y se gana la vida para aportar a la familia.
Intercambiamos nuestros pareceres cuando estuvimos hablando sobre el tema de la importancia de la mujer y, aunque él considera que es un hombre muy permisivo, insiste en que la mujer tiene que ir tapada para preservarse de las miradas lascivas de los hombres y mantener así su pureza. Bueno, todo es cuestión de culturas y opiniones. Cada uno llevamos nuestros bagajes de culturas, de cómo hemos vivido, de lo que hemos aprendido, y también un poco nuestra forma de ser, que construyen en conjunto nuestro pensamiento, nuestras opiniones.
De lo que sí estoy segura es que este viaje ha sido esencial para un cambio de mentalidad para mí, además de mis prejuicios, los que, al comparar de una manera etnocéntrica nuestras culturas, nos cuesta trabajo perder, pero a mí, muchos de ellos, se me han caído.
He de decir que durante todo el tiempo que estuvimos en Tetuán, dio la casualidad que el Rey de Marruecos también estaba allí y nos estuvo “protegiendo” un equipo de la policía secreta. Eran tres agentes en un coche, y uno de ellos, el más joven (el que podría confundirse con nosotros), nos estuvo siguiendo a todos los lados. Esto nos causaba sensación de seguridad por una parte y por otra también nos incomodaba, porque nos preguntaba algunas veces que cuánto tiempo íbamos a estar en un lugar o en otro y nos sentíamos controlados. Realmente fue amable y cordial pero la mayor parte del tiempo estaba serio esperando y observándonos desde la distancia.
Ya estamos en el segundo día, 9 de diciembre. Después de visitar una antigua ciudad del protectorado español llamada Larache, donde hicimos visita y almuerzo nos dirigimos a nuestro 3º proyecto, el “Centro de Apoyo a la escolarización de niñas del entorno rural de Tatoft”. Es un pueblo cerca de Larache. Es un proyecto que se realiza para las niñas de pueblos de la zona, que están a kilómetros de distancia, y que no tienen centros escolares en el propio pueblo, así que tienen que estudiar en Tatoft. Para evitar que estas niñas anden toda la distancia a diario entre su pueblo y donde está el centro escolar, ya que además de ser larga distancia para ir andando o en burro, son caminos peligrosos, sobre todo para las niñas, han creado este centro de acogida para ellas. Allí viven durante los días de colegio, ya que tanto éste como el liceo (el instituto) lo tienen en esa localidad. Durante el fin de semana vuelven con sus padres, la mayoría de ellas, a ayudarles a trabajar el campo.
Esta visita me resultó especialmente impactante. Entramos en un local donde había una mesa alargada y un grupo de niñas alrededor de dicha mesa, con sus libros y sus velos, todas con cara de darles vergüenza, pero sonreían.
Había tres adultos que estaban con nosotros para contarnos el proyecto. El responsable nos hablaba en francés mientras Chus nos traducía (y yo casi le entendía). Había otro que era como el intermediario entre las chicas y nosotros, porque les hacíamos preguntas y ellas contestaban en un dialecto marroquí y necesitaban ser retraducidas. También había una mujer que era responsable de las chicas, pero ella apenas habló, más bien hacía fotos. Siento no poder decir nombres de estas personas que tanto nos ayudaron para conocer este proyecto.
Fue muy curiosa esta experiencia. Me encantó la actitud de las niñas. En un principio hacíamos preguntas al responsable sobre ello. Ya decía que había unas cuantas niñas en sillas rodeando la mesa, pero había otras que estaban fuera, como si ellas no estuvieran invitadas, pero miraban curiosas desde fuera por las rejas de la ventana. Pero al rato, empezaron a sentir confianza y fueron entrando una por una hasta llenar la habitación. Entraron todas, y tuvimos las suerte de presentarnos (cada una dijo su nombre) y nosotros a ellas.
Le preguntamos a las niñas, con permiso de ellos, y nos traducían. Sobre lo que estudiaban, cómo se sentían y si jugaban, entre otras muchas cosas. Sus respuestas eran variadas, desde que estudiaban asignaturas normales y el Corán, hasta que su única actividad “lúdica” era la gimnasia. Eso nos sorprendió a muchos de nosotros, que somos animadores socioculturales o que venimos de otros ciclos formativos. Una de mis compañeras, Eli, fue una pregunta que les hizo, y la que nos incentivó, de una manera específica, a proyectar actividades de ocio y tiempo libre para estas niñas. Estamos en ello.
Algunas de ellas nos dijeron que querían ser abogadas, policías, maestras… La realidad es que de todas las que han estudiado hasta el momento (aunque reconocen que no llevan mucho tiempo llevando a cabo este proyecto) una sola ha sido la que ha llegado a estudios universitarios. Pero ya con terminar la secundaria, pueden tener más oportunidades en el futuro.
Hay otra chica que me impactó mucho. Nos dijeron, al principio, que una única chica, por el momento, no había logrado pasar de curso fluidamente, porque tenía una discapacidad.
Fue impactante ver la discapacidad, cuando vemos a una chica sin piernas, andando con zapatos en sus manos, y subiéndose a una silla con una agilidad prodigiosa. Esta chica, tenía cierto retraso en los estudios, pero era muy insistente, lo que hacía trabajar su fuerza de voluntad y estoy segura de que lo conseguirá. No sé por qué pero conmigo quiso hacerse fotos, me pidió el móvil, y nos hicimos una foto. Se sorprendió cuando yo, en pleno albero, me arrodillé para estar a su altura. Creo que ese detalle le gustó.
Les pedí que enseñaran a mis compañeras a ponerse el pañuelo, y varias de ellas lo hicieron. Fue un momento de compartir muy bonito, y más aún cuando mis compañeros Jack y Germán hicieron un ramo de flores de globoflexia, simbólico, de hermandad y de agradecimiento. Fue un vínculo que creo que no dejaremos que desaparezca. Tenemos la intención de volver para trabajar con ellas esa necesidad que es un derecho del niño, como manifiesta en la Convención de Derechos sobre los Derechos del Niño de 1989, que en uno de sus puntos manifiesta “el derecho al descanso, el esparcimiento, el juego y las actividades recreativas”.
Hay más derechos que estas personas tratan de darles, como es el de la educación. Para ello tienen recursos escasos y han de dormir en la misma cama cada dos niñas, en literas, y además tienen humedad en las paredes, pero cada vez están consiguiendo más ayudas de Codenaf y de otros entes, así como los recursos propios, para que estas niñas lleven lo mejor posible esta circunstancia. A pesar de estar alejadas de sus familias, están fortaleciéndose en su educación, entre otras cosas objetivamente positivas que este programa les da.
En el penúltimo día fuimos al último proyecto que visitamos en Marruecos: “Centro de participación niños y adolescentes en el barrio de Birchifa (Tánger), con la asociación AREJ (Sueños de niños y jóvenes)”.
En esta ocasión, dos jóvenes marroquíes, nos esperaban a pesar de ser su hora del almuerzo. Los niños, niñas y adolescentes no se encontraban allí, porque era la hora de la comida, pero nos dio la oportunidad para conocer, aunque no con los niños, las necesidades y todas las cosas que hacían para resolver la problemática del absentismo escolar, así como el apoyo a estas personas que viven en un barrio desfavorecido de Tánger.
La cantidad de cosas que hacían era asombrosa. Sustituían el entorno escolar, pero también le hacían actividades socioculturales para el enriquecimiento de los niños/as y adolescentes en valores. Ridwan Chabou, el joven que hablaba magníficamente el español y que nos atendió desde un principio, pudo contarnos y enseñarnos el local, y cómo lo usaban para llevar adelante todo el proyecto. Es un centro infantil-juvenil, donde les sirven de cobijo, de escuela, de familia, y tiene gran importancia. Este centro, según nos contaban, fue creado por un matrimonio mixto (marroquí-español) pero no pudieron estar con nosotros en esta oportunidad.
El otro monitor, nos explicó que les enseñaba canciones y hacía con ellos distintas actividades, incluido algunas socioculturales. Esto fue aprovechado por Jack para enseñarle, en un rato, ha fabricar nuevas cosas con globoflexia.
Fue muy interesante, pero la verdad es que yo salí con la sensación de haber recibido una gran lección de dos jóvenes sin mucha preparación pero con mucho empuje que eran capaces de llevar adelante este proyecto. Enseguida nos pusimos en contacto a través de internet para mandarnos cosas que necesitábamos. Él me manifestó la necesidad de información sobre dislexia y autismo, y teniendo en cuenta que mis prácticas de animación las realicé en un centro psico-pedagógico para niños con autismo, asperger, y otros síndromes, tengo algunos recursos que he visto le podía enviar, y así he hecho.
De este programa para la concienciación que hemos vivido, ha habido una serie de “respuestas”, de consecuencias positivas. Una de ellas es la excitación que este viaje nos ha causado, porque ha eliminado prejuicios que llevábamos en nuestra maleta mental y también nos ha motivado a realizar apoyo a estos proyectos, desde el punto de vista formativo y de intervención social. Estoy contenta, de hecho, no tiene ni punto de comparación con todo lo que he vivido anteriormente. Ha sido un viaje enriquecedor que me motiva a volver, nos motiva a volver y hacer trabajo de campo.
Por lo pronto, en el Ferry de vuelta a Algeciras, nos pusimos a plantearnos qué podíamos hacer para sensibilizar al resto y para conseguir fondos para volver y realizar las actividades que estábamos pensando hacer en Marruecos.
Todo requería de una organización grande, básica e indispensable. Desde el proyecto de intervención hasta el proyecto para recoger fondos.
Nuestros profesores nos apoyan y realmente ha sido emocionante hacer algo tan unidos y con ganas de hacer cosas por los demás.
Nos dijeron que habláramos con la Universidad, con Voluntariado, y al volver, antes de navidad, nos reunimos con dos de los del departamento de voluntariado.
En el Ferry, como decía, empecé a preguntar a todos qué podíamos hacer para sacar dinero, y ha sido impresionante la cantidad de habilidades que tenemos escondidas, porque desde talleres de globoflexia, pintura de cara, hacer cuadernos de notas para vender, otras cosas para vender en colaboración con otras asociaciones, marcapáginas, etc. Además se nos ocurrió también hacer un concierto en la UPO, que si nos dejaran sería genial. Serviría de sensibilización y también de recogida de fondos: y muchos más talentos escondidos entre instrumentos (algunos de los que nunca había oído hablar antes), hip-hop, bailes de salón, canto (incluyendo a nuestro coro de la UPO) y otras cosas. Realmente deseo que esto siga para adelante, y aprovechemos el subidón que tenemos y no nos dejemos calmar hasta el punto de olvidar los proyectos que tenemos en mente, y sobre todo, no borremos de la memoria los proyectos que tenemos interés para apoyar en Marruecos… ni nuestra esencia de educadores sociales (eso nunca). Pensárselo mucho, a veces, hace que las cosas no se hagan. Y es lo que no quiero que suceda. Me he enamorado de estos proyectos. Me he enamorado de Marruecos.
Después de los exámenes nos pondremos de nuevo manos a la obra. Ya hemos hablado con el área de Voluntariado de la UPO, y le hemos presentado el vídeo que he hecho para mostrar lo que hemos hecho allí. El vídeo es éste:






















Se pone en marcha el blog.

Se pone en marcha el blog, de nuevo. Hace mucho que no lo utilizo y hay mucho que expresar.
Os doy la bienvenida a quien quiera leerlo.
Un abrazo a todos.
Clara Pascual